
Sentado solo, el niño naranjo contempla el mar gesellino y piensa el siguiente verso peronista, pero pone dos puntos allí para poder beber de su porrón:
Oh General, por qué?
Por qué, nos preguntamos
Oh mi señor Perón...
Por qué si la religión es el opio de los pueblos,
Por qué nos ha faltado tanto el opio...
Sumido en su monólogo, el niño naranjo va forjando la figura del héroes noctámbulo, solo y desdichado marinero que sin puerto (o con todos ellos, absolutamente todos) contempla el retorno desde la inmovilidad del sabio:
Oh Perón, sabias tus palabras
Oh, General amado,
La razón no es otra cosa
Que el opio de los sabios...
Pide la cuenta y una botella de Kingston, que no será lo que será pero se deja tomar, aunque no sea ya sabemos qué. Sale el niño naranjo de su ebriedad naranjosa y ya no vuelve a tomar. Hasta el próximo bar. Lástima, no hay opio.
Colaboración: Magritte, y su "Filosofía de camarín".
5 comentarios:
y el opio es el opio de los opiómanos.
nos falta tanto de todo, que debe ser que sobra.
Si Sr. Mono. Ya me recuerda ud. al amigo de Quincey...
Es que anda como la mona el Niño Naranjo, meta encriptar mensajes ocultos en las solapas de los guardapolvos de los nuevos niños neo-escolarizados. Igual, ya aparecerán, como mono al churrasco. Besos a todas.
siempre entro a este blog para saber en que anda la centro-izquierda checoslovaca ignorante...
"meta encriptar mensajes ocultos en las solapas de los guardapolvos de los nuevos niños neo-escolarizados"
estas trabajando en un jardin de infantes???
Pipi: no querido, no te das cuenta que es la iglesia del padre Bambino!!!
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