lunes, septiembre 17, 2007

El que tiene sed

Sobre la idea de un Ulises de barrio, de Jota.


H
ola cómo les va, le digo a las tres o cuatro sirenas que me saludan desde el banco de la plaza. ¿Todo bien? Sí, si, cómo van a estar las tres o cuatro sirenas de la placita, qué digo placita, bueno, la media ochava que tiene un árbol o dos o mil, con un banquito si, ahora sí, de plaza, paquete, amarillo, y ahí están las sirenas que me chiflan y me gritan “Niño Naranjo, Niño Naranjo, vení con la tía”, y yo voy arrastrando mis envases de porrón, y tal vez hoy tome: ¿qué digo placita? No si, hoy no es mí día (iba a escribir Vida), pero qué vení ni ocho cuartos, sigo y voy hasta el almacén y pido fiado, si total, y vino también, y córteme un poco de paleta y queso, y métame dos panes (voy practicando, para no decir como los chupados, goga gola) que estuve tomando un vino blanco en la medida razonable, ¿no?, y le metí soda que ni gas tenía, o sea que era agua mineral casi, salvo que no tenía muchos minerales, y lo del vaso era como una fuente para pescaditos de colores, como dice por ahí, ¿eh? Y claro, las tres o cuatro sirenas meta: “Vení, vení con la tía, Naranjín”, y uno nada. Total cera es lo que me sobra en los oídos. ¿Por qué (para qué me había preguntado originalmente) vamos a cambiar el rumbo si estamos yendo al almacén a comprar los porrones y el vino? Córteme unas fetas de paleta y de queso Don Luca y escúcheme, no tendrá algo más fuerte que el vino, porque tengo gente en casa (mentira) y no sé qué darles, a usted le parece que les de un buen whisky, porque me parece que queda mal, no sé, le tengo que pedir que me fíe, así que métame los panes y el fiambre, le dejo los envases y más vale me llevo dos botellas de gin y un agua tónica, si le parece, ¿vió cómo es la gente cuando cae en casa ajena, con una mano atrás y otra adelante? Cosa de locos, Don Luca, y para colmo de males, a fin de mes. ¿A usted le gustan los pescaditos de colores? Justamente estuve hablando recién con mi mujer (otra mentira), bueno, mi mujer: la señora que limpia en casa (mal, no queda bien decir estas cosas) me presentó una mujer (ahí va mejor) en una peña y bueno, me casé (perá perá un poquito delirante); ¿cómo me voy a casar y no lo voy a invitar Don Luca?, le hago un chiste nomás. Por supuesto que es la última vez que le pido fiado, si usted quiere le pago ahora, lo que pasa es que tengo gente en casa (basta con ese verso) y le tengo que pagar a la mujer que limpia en casa. ¿Usted tiene algo que ver con las sirenas que hay acá enfrente? Digo, sería un lindo negocio, si a usted le interesara digamos, otro rubro comercial: el otro día escuché que estudios recientes basados en las neurociencias rubricaban lo que alguna vez se dijo sobre el tema de las sirenas, que tienen buena memoria pero que se enloquecen a cada rato, por un tema del período, porque claro, imaginesé que no sabe qué hacer ese cuerpo de Dios, mitad hembra mitad pescado (no más chistes con almejas por Dios), en fin, cosas que pasan.

6 comentarios:

AlmereydA dijo...

Usted, Niño Naranjo, ha escrito un relato. Y ese relato que usted ha escrito, a mi me parece que es verdaderamente grandioso. Asi que digame, por favor, ¿como es que lo hace¿ ¿eh?! CONFIESELO!!

Niño Naranjo dijo...

¡Jamás lo confesaré, jamás!!! Un abrazo edwu. O dos. Muen cha!

dear prudence - dulcema dijo...

jaajjaa
excelente.

confieso, es muy bueno... pero tampoco se haga el canchero que estoy en una faceta muy envidiosa últimamente...

el que tiene sed, acaso el título tiene que ver con el libro del talentosísimo abelardo castillo?

Niño Naranjo dijo...

Estimada "fitito descapotable" dear: tanta distancia para hablar el mismo idioma. Todo que ver, todo. Beso naranjo.

dufre dijo...

Qué ganas de que vuelva ese calorcito incipiente que anduvo asomando días atrás y llenar esa bolsita mandadera que nació para buscar porrones y nada más, la tiene? Esa bolsa típica conformada de finísimos (por delgados mas no por glamorosos) hilos plásticos trenzados de diversos colores pero agrupados todos juntos que de lejos forman bastones verticales gruesos, cuatro o cinco en la totalidad de la bolsa, de combinaciones típicas que varían entre el blanco que se ensucia fácil y el verde y el rojo que facilmente se destiñen. Y el detalle final y característico: las manijitas (también de plástico pero recubriendo un "delgado" alambre) casi circulares que cuando las cargas con 5 o 17 porrones te duele el alma. Qué lindo comprar porrones en el almacén con esas bolsas.

Niño Naranjo dijo...

Cierto, tan cierto todo. Ahora todo es tan bolsita del super, tan poco chic para ser mersa. Pero no nos pongamos nostálgicos: mejor pongámonos ebrios.


isa: yo le dejo unos besos.