Ya quiero que me devuelva el clima la victoria emocional de las tardecitas de verano, tan llagados los suelos del sol que quema las chancletas, la espera abigarrada de saliva en las sombras y la noche tropical al fin haciendo el favor de avisar que ya llega. Y las mesitas y las sillitas de plástico horrendas pero amigas de los porrones y los borrachos. Llega el verano y siempre, siempre, hay encuentros por las tardes-noches y llega al fin la diáspora de la luz infernal y roja del sol. Y llegan de a uno los sobrevivientes de la humedad y el calor litoraleño: llega el talentoso Mr. Ripley, seguido de Jota, Rolando -el mono que sabe las tablas-, a. cuando está, r. cuando lo dejan, en fin. Y aquí la costumbre de cruzar una piernita por encima de la otra y pedir porrones sin miramientos, “con frapera”, y algunas finísimas hierbas, adelgazan la costumbre de sentarse a mirar culos. Se habla de cualquier cosa, y se suspende la charla para emocionarse si emerge de la letanía de ojos un culo supremo, para seguir camino en la charla, empezar de nuevo; los baches discursivos de la estética santafesina al servicio del humano varón. Las ropas sueltas por la humedad y el calor, los lugares comunes del erotismo, la teatralización del gesto de observar. Y se va la noche, se mueren los porrones, bosteza la charla, se van los fluidos del delta erótico que dejan babosos los chotos, pero así somos felices acá.
martes, julio 17, 2007
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7 comentarios:
Dear Prudence: ;)
dufre:
.=) (<----Chino in surgente con peca)
seee
sasí.
ausentea.: sepa que me llegan sus mensajes, los cuales me alegran mucho porque no exijen nunca respuesta y son pintorescos. Me parece que mesita de por medio, separándonos un porrón, hablamos el mismo idioma.
ah menos mal.
que llegan digo. porque no exigen respuesta pero sí llegar. si no llegan medio que no sirven.
viste.
y yo a ud. que me los presentó.
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