lunes, noviembre 26, 2007

El cabaret humeante


La noche como un cono, la alteridad de los lugares rondando, el cielo como de grafito y su colchón hecho de un mar de zinc. La intensa presencia de la luna dibujando un sol borracho, opaco, destruido. El recorrido profundo de su vida en segundos, la persistencia de una pregunta, tal vez la preocupación rara de un mañana, de la próxima copa. La intoxicación del páncreas, el orificio cefálico envuelto en humo de marihuana, todos los métodos para olvidar al profesor y llevar una vida nueva, una vida muerta, por fin alguien dice muerte y un punto lejano estalla y dilata la pupila que se acostumbra a la noche, a la braza ardiendo delante de sus narices, la brevedad con que le vuelven las cuestiones más burguesas, más civiles. Su vida muerta. O también, por qué no, ese techo de zinc que se le clava en la espalda, que le hace de cama de enfermo, de resonancia sin eco, de prostituta una noche y otra de sala de espera, vomitando hilitos de sangre a veces y otras tosiendo del frío o del pucho, la tristeza ya sin dueño de las noches de garúa, de los recuerdos que vienen mezclados y cambiados, de la persistencia de aquella voz todavía haciendo fuerza ahí adentro, todavía y a pesar de los esfuerzos gritando o a veces tan solo estando, como quien te abraza sin decirte nada o sólo se sienta a mirar lo que uno mira. Nunca o casi nunca acompañado por una botella, haciendo el mínimo ruido en aquel techo ajeno, despertando temprano o casi sin dormir mirando como una cortina de hierro divide la noche del día, ese tipo de claridades que lo atormentan, esos límites como quién de golpe olvida la arbitrariedad de elegir un punto para que comience la costa, un libro, una mujer. Una voz dentro y un martirio afuera, la decisión de llevar los libros que siempre acomoda en trinchera al cabaret de la avenida, donde una triste puta se para con el pelo recién lavado al lado de la parrilla del frente, donde un hombre morocho prepara chorizos a la parrill* y donde un cartel informa: $10 CHORIPETE.


Foto: Amelita.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Si yo pudiera señalar todas mis camas de hospital dispersadas por la ciudad, seguramente habría un techo duro duro que se ablanda y me come.
todo es culpa de la noche!!!Me tiene podrida.


Caramelita me gusta tu zinc de amor orejOn.
Naranjado me gusta mucho bastante lo que escribiste (aunque me moleste la repeticion de la palabra parrilla) (jejejeeej) ;)

Anónimo dijo...

Niño, se conseguirán esos servicios en Santo Tome? La leyenda llegó desde esos pagos.

Niño Naranjo dijo...

aleria v.: bonita, la noche no tiene la culpa, ¡héchale la culpa a río! ¿Le parece una sana solución al problema de la repetición eso que hice? Saludos con panchos.
roland: yes, my mathematical monkey. you 're in the true. (como decía canguilem). Alegría alegría, el astro rey nos seca la yerba.

Niño Naranjo dijo...

EL POST FANTASMA FUE ELIMINADO O NUNCA EXISTIO.

Niño Naranjo dijo...

Ahora todo vuelve aquí, nunadesas, como cuando uno abre una botella digamos, a la altura del quincho de chiquito y la termina tirando por caliente, o bien la termina liza y llanamente en el Lawn Tenis. Uno empieza una cosa en un lado y la termina en el otro. A ud. vazooka le digo que varias cosas están mal: a)que se chupe tan seguido y no convide, b)que yo soy una chica de cs de la educ., c)que ud. me confunde, pues el niño naranjo no tiene ni novia ni nada, pues es un inocente niño y por lo tanto d) venga a mi "muestra" que la va a pasar bien, no porque allí esté mi arte sino porque allí es donde comienza (jiji). Besitos linda.

Dufre y (JOH) Ignoto: ¡qué dupla papá! como le voy a negar el chupi a estos dos. Faltaba más pssss.

Me voy a tomar sol con la vecina. MC!

Anónimo dijo...

La traducción de La frase de E.P: "Un día este aire me volverá loca. Cien veces he querido decir por qué. Pero me ha cortado la palabra. Siempre habla antes de mí. Y su voz cubre mi voz". Y continúa, más abajo: "Es un aire que me señala con el dedo y yo me arrastro tras de mí como un error chistoso. Este aire que sabe todo por intuición".
...Sólo se atrevería una voz a pronunciar a Simone cuando la noche ,dueña y señora de los cabarets, apareciera para apresarnos en la mismísima luna.